1 jesus e1595948313553 - A 35 años de la muerte de Rockdrigo González, su música sigue viva  y sus letras vigentes

A 35 años de la muerte de Rockdrigo González, su música sigue viva y sus letras vigentes

En este tren de los locos a quién le puede importar
lo que digan los pocos con credencial de pensar.
En el convoy manicómico a quién le va a interesar
los letreros de señales dispuestos a hipnotizar
”.


Aunque nació en la Ciudad de Tampico, Tamaulipas, en 1950, Rodrigo González es el personaje que representa la mayor urbanidad de la “vieja ciudad de hierro”, como él mismo nombró a la Ciudad de México.

El cantautor Rockdrigo González, conocido como “el Profeta del Nopal”, perdió la vida en el sismo del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México. Otros lo nombraron el “adalid del rock rupestre”, ya que la aportación de su poesía convertida canción permitió conocer el hueso de la urbe, lo que hace sufrir y gozar a una persona cuyo paisaje cotidiano son las antenas, los cables, el smog, el ruido de los motores y la gente sin tiempo y quizá sin vida que sólo deambula entre los vagones del Metro o las calles de ese monstruo de hierro y asfalto. 

En las composiciones de Rockdrigo se transfigura una visión del mundo, una visión confusa, paradójica y contestataria que enjuicia, reprocha y satiriza la vida del asalariado, del trabajador, del ser humano que más que otra cosa es humano y es que por medio de sus letras nos deja ver los huesos, vísceras, músculos, no sólo de la ciudad sino de todo aquel que rueda por ella, es decir nos muestra la vida misma; cada estrofa de Rockdrigo tiene vida y no necesita de la existencia de otra para que se comprenda, es una  historia que se cuenta y transmite con todo el dolor que provocó se escribiera, por ejemplo en la canción de “Distante instante” nos encontramos con el dolor que causa la soledad en la inmensidad de la humanidad, nos hace comprender que no basta que existan miles de gentes si no hay una sola persona que mire hacia nosotros: “Si tuviera ilusiones / si existieran razones, / locuras, mentiras, pasiones / no habría necesidad / de pasarme por horas / bebiendo cantimploras / de esta gris soledad / de esta eterna ansiedad”-

 Tal vez al término del verso viene un poco de paz y tranquilidad sabiendo que la desesperación no es la muerte a la cual (como en la lírica mexicana de manera constante)  se le ofrece a la muerte en un vaso un momento muy lejano pero no ajeno a cada uno de nosotros.

Pareciera que Rockdrigo González jamás dejó de crear, de improvisar versos, tonadas y buscar en el lenguaje de la canción popular el mejor medio para expresar sus preocupaciones existenciales, tanto en la canción irónica como en sus cuestionamientos a las relaciones amorosas y su crítica social. El Profeta del Nopal, se convirtió en una figura mítica sólo tras su temprana muerte, cuando apenas empezaba a tomar vuelo.

Quizás para muchos el nombre de este personaje sea desconocido, sin embargo más de alguna vez hemos entrado en contacto con él a través de alguna de sus rolas y es que cada vez que vamos a la Ciudad de México y nos transportamos por Metro y nos toca la suerte de encontrarnos a uno de esos músicos urbanos de guitarra al hombro, pelo largo y armónica, seguramente hemos oído la interpretación de alguna de las canciones de Rockdrigo González.

La primera vez que tuve contacto con alguna de las canciones del máximo cantante rupestre mexicano, fue entre los años de 1995 y 1998, cuando me encontraba en el Colegio de Bachilleres de Querétaro, un amigo sacó sus cintas (en esos años aún no afloraban los discos piratas) y en una borrachera de viernes a causa del desamor que le causó el rechazo de una de nuestras compañeras del grupo para con él, tomó la grabadora y dijo: “hoy aquí se oye lo bueno, lo que siento está aquí expresado” y comenzó esa rola de “rock en vivo” de la cual comparto una estrofa con alto contenido poético: “no, no hay manera / de regresar la cinta / tu amor fue un rock en vivo/ dos, tres manchas de tinta / un requinto de jazz / fugaz e improvisado / una imagen en el aire de un pintor apresurado”. Esta canción que en sí misma utiliza repetidamente el lenguaje de la poesía también dice: “ya todo es esquema / desde que partió tu barco / máquinas sistemas, estructuran / sin embargo. Un acorde vuela / me platica de una isla / y un navegante herido / para tras tus ojos”. Y después de eso, grabé el caset, fui poco a poco haciéndome de la música de  este personaje.

Son pocas las grabaciones existentes; sin embargo hay cuatro discos editados por Pentagrama, los cuales contienen canciones que el mismo Rockdrigo grabó en su casa, otras en Radio Educación y algunas más, pero muy pocas en algún estudio de la Ciudad de México, sin embargo en Internet podemos encontrar mucho material para  conocer a este personaje de la música mexicana, además de ser músico y cantautor, Rockdrigo escribió varios textos, cuentos y narrativas (sin dejar de dibujar la cotidianidad de la Ciudad de México y sus habitantes).

Entre esos cuentos encontramos el de “Juan Camaney”, que más que ser un galán y un naco como el “pirruris” lo hizo famoso; es un policía que enloquece y mata a una expareja sentimental cuando ésta está “culeando” con otro en la cama.

Los textos que en su mayoría son cortos, hablan de las personas comunes y corrientes, más corrientes y comunes que al pasar los días van “apestando a tiempo”, no dejan de ser ricos en su contenido, sin llegar a redundar en los mismos temas, la Ciudad de México le dio a éste creador los elementos básicos pero importantes para armar “historias urbanas, historias humanas” en donde se exponen “las circunstancias y su hombre y el hombre y sus circunstancias”.

De manera constante se refiere al mundo al que hoy le decimos globalizado, el cual es  materialista y cosificado como “La máquina” y es que visualizó que nos  llevaría a ser a uno de un modo u otro;  o ser uno de una forma u otra  (“un anuncio de cerveza me ha vendido ya la forma de mi cabeza”), y es que de manera constante criticó la publicidad y los estereotipos que han venido marcando un nuevo estilo de vida y que con el paso de las generaciones parecieran empeorar, aunque cada una con sus particularidades sin embargo, cada una con sus semejanzas a la anterior “aunque tapes y más tapes, ya vendrán días llenos de rigor”.

El único trabajo grabado que Rockdrigo vio en vida fue «Hurbanistorias«, una colección de rolas legendarias que hablan de ese transitar por las avenidas de la gran ciudad, en fin la leyenda del rock rupestre, y digo leyenda porque así lo es, aunque es muy desconocido, le dio vida a la cotidianidad de la Ciudad de México que sufre desde hace muchos años.

La canción de más alto vuelo de este artista es  “No tengo tiempo de cambiar mi vida” en la cual se habla de “la máquina” (lo cotidiano) que “me ha vuelto una sombra borrosa” (una persona sin identidad ni ilusiones) pero que “aún tiene tiempo para atracar un buen puerto” (y es que siempre existe la posibilidad de mejorar la vida si uno se lo propone).

Este texto es un homenaje a un hombre que ha influido en las letras que me he atrevido a realizar y a publicar, siempre buscando cambiar la vida, encontrando lo que le hace falta para ello en la cotidianidad que vivimos.

Sin  duda la lucha de Rockdrigo no fue en busca de fama en la vida, sino de la vida misma, peleando desde la trinchera más sencilla y ruda a la vez. La calle, el asfalto y el polvo que van cubriendo las ideas hasta hacer desaparecer el pensamiento racional y nos vuelve animales en la jungla de acero que espera únicamente ser redescubierta en cada uno de sus hijos y es  “por ese algo que no está / hoy me pongo a cantar / hoy me pongo a pensar. / Aunque sé que a veces no es buena recordar / que las cosas pasadas no han de regresar / y que todas las cosas que hicimos / son parte del viento y del tiempo;  así nada más”.

Cada una de sus canciones o más bien dicho de sus poesías hacen que sienta en los mismos huesos como se van carcomiendo, como van dejando de estar rellenos de carne y el tuétano siente el frío de la vida, de los días y del silencio y sólo quien “alguna vez ha estado al revés / sabe bien a que huelen sus pies”, de otro modo no se puede comprender el mensaje que se impregna en cada uno de los versos de éste artista urbano, cronista de las calles.

Narrador de historias de la gran ciudad, sentimentales, llenas de metáforas e imaginación y quien además escribió dos temas distintos a la urbanidad  “huapanguero” y “oye tu pescador”, dos destinos no comunes en la Cciudad de México, pero si indispensables en la nación mexicana, por un lado el huapanguero que “dibujando alegrías, haciendo del tiempo un manantial / huapangos que improvisan entre risas y mezcalpoeta del viento…” mantiene la esperanza de vida ya que lucha día a día contra todas las adversidades que comúnmente nos encontramos.

Y el pescador, humano que abandona la tierra y su familia  para adentrarse al inmenso mar de la desolación, el esfuerzo y porque no decirlo el gozo y la vida en abundancia “rompes las olas / con la proa de tu existir / diez peces un caracol / justifican tu sentir. / conociendo la tormenta / sabiendo lo que es un ciclón / corrientes y brisas marinas / conforman así tu canción”. Es así como a veces nos abandonamos a nosotros mismos y sumergidos en la desesperación encontramos el alivio en algo tan sencillo como la tranquilidad y las brisas que nos traen las esperanzas y las ilusiones.

También Rockdrigo dibujo la cotidianidad en que desde entonces ha estado sumergida la mujer del hogar, la “ama de casa”, dándole un lugar  a quien se ha encargado de sostener el hogar y hacer de él, donde “juegan los días / a que tú eres un dibujo / de algún recuerdo / que interpretaste como embrujo / Ahora cansada / tal vez bastante fastidiada / llega el momento / en que no quieres saber ya nada”.

 A 35 años de la muerte de Rockdrigo González, su música sigue viva, “si un día tu historia tiene un remanso dejaría de ser ciudad..” y continua con la violencia en las calles, en las casas, con el fastidio por el exceso de trabajo y sigue siendo lo cotidiano lo que sobrevive a todo lo demás, “ me asomé a mis adentros, sólo vi viejos cuentos y una manera insólita de sobrevivir”.

La música de Rockdrigo González está más viva que nunca.  Sólo me queda aceptar que “camino automático en una alfombra de estatuas / masticando en mi mente / las verdades más sabidasy como un lobo salvaje  / que ha perdido su camino / he llenado mis bolsillos / con escombros del destino …” y aunque “mientas y más mientas a quién más mientes siempre es a ti”.

Las palabras de Rockdrigo González viajan a través de los años sin la necesidad de mucha propaganda publicitaria, y en especial viajan por la ciudad que lo vio morir bajo sus escombros y no precisamente en la que nació, sino en la que descubrió no sólo un mundo, sino miles de mundos por lo cual en su poesía existe un humano con  alma y un animal, por eso al mismo tiempo que es sensible, es violento y que en la lucha sólo se puede llegar a ser “un auténtico campeón olímpico de la muerte”.