1 jesus e1595948313553 - ¡Allí viene la burrita!

¡Allí viene la burrita!

Ahora si como dice el dicho, “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”, y en general por la pandemia, a los humanos nos está aplicando, (aunque no hubiera pandemia hace mucho tiempo que perdimos tantas cosas), pero cómo olvidar aquellos diciembres de posadas, por ejemplo, en los ochenta cuando era niño, el día 16 de diciembre, nos aglomerábamos en el atrio de la parroquia, de allí salía aquel misterio de gran tamaño que siempre era cargado por varias personas, estaba compuesto por el señor San José con su túnica verde y capa amarilla jalando aquel burrito que encima de él iba la virgen María vestida de color blanco con su capa azul, por cierto a ese misterio todos le decíamos “La burrita”, de hecho cuando iba la procesión, los niños y las personas de las calles por donde pasaba, gritaban “Allí viene la burrita”.

Empezaban a organizar las filas, una de mujeres, otra de hombres, los más pequeños al frente, aunque había gente que no se formaba e iba a un lado, en la otra banqueta pero siguiendo atentos aquella fila de peregrinos en busca de la posada.

Las catequistas de aquellos tiempos, la señorita Chopa, Irma, Tomy, doña Imelda Soto, eran quienes llevaban la batuta, organizaban las filas, coreaban los cantos, acomodaban a las personas en los diferentes momentos.

Una vez que comenzaban a caminar niños, jóvenes y adultos, se entonaban algunos cantos, recuerdo mucho este.

4 - ¡Allí viene la burrita!

Hacia Belén se encamina
María con su amante esposo
llevando en su compañía

a todo un Dios Poderoso.

Y entonces todos los chiquillos con voz en cuello, gritábamos el coro

Alegría, Alegría, Alegría
Alegría, Alegría y placer
que la Virgen va de paso
con su esposo hacia Belén.

Se iba cantando estrofa y coro, luego, se rezaba. Recuerdo esa larga fila de personas que íbamos, en el San José de los ochentas, en algunas calles hacían sus propias posadas, pero la mayoría acudíamos a la que la parroquia organizaba, era la única para todo el pueblo.

Algunas de las posadas eran en la casa de la familia Granados, que incluso nos formaban dentro de la Primaria Josefa Ortiz, cuando estaba frente al hospital, En la casa de Sabino Maldonado, en la casa de Adán Reséndiz, donde por cierto en alguna ocasión algunos traviesos quemaron la piñata con unos cuetes, también por las Atarjeas los Palomino recibían la posada, allá en la principal por donde entonces era conocido como “los topes” se realizaba en la casa de don Nico Hernández, también Don Claudio y don Berna en ocasiones les tocaba y casi siempre la última era en la casa de los Martínez, por Ocampo y Morelos, de las más lejanas recuerdo que algunas veces fue allá en Los Gómez, más allá de la secundaria Porvenir, en esos tiempos el primer cuadro de San José terminaba por la Alameda, ya no había más casas, recuerdo de esas posadas, que a partir de la secundaria, ya no había lámparas e íbamos cantando y rezando en la plena oscuridad, en el camino de terracería que iba a un lado de la carretera que sigue siendo la salida a Querétaro. Algunas veces también se iba por el rumbo de la loma de Buenavista, se caminaba allí por los bordos, que es donde está la primaria Miguel Hidalgo ahora, todo eso lo pasábamos a oscuras cantando una y otra vez:

2 1 - ¡Allí viene la burrita!

Alegría, Alegría, Alegría
Alegría, Alegría y placer
que la Virgen va de paso
con su esposo hacia Belén.

Mientras íbamos en la procesión, de pronto se adelantaba Chopa, iban a pedir permiso en alguna casa para que allí se pidiera una de las posadas, ya que durante el trayecto se pedían dos posadas en casas distintas y la tercera se hacía en el lugar donde quedaría el misterio o la burrita la noche, de pronto nos acercábamos a la puerta, se perdían las filas y empezábamos todos al mismo tiempo

En el nombre del cielo
os pido posada,
pues no puede andar
mi esposa amada.

Luego desde adentro, la catequista y las personas que se habían adelantado junto con las personas de la casa respondían

Aquí no es mesón,
sigan adelante.
Yo no puedo abrir,
no sea algún tunante

Y luego con más fuerza desde afuera cantábamos

No seas inhumano,
dennos caridad,
que el Dios de los cielos
se los premiará.

A lo que de nueva cuenta nos respondían

5 - ¡Allí viene la burrita!

Ya se pueden ir
y no molestar,
porque si me enfado
los voy a apalear.

Después de eso, reacomodábamos las filas y seguíamos en camino, cantando y rezando, algunos se adelantaban. Luego se pedía la segunda posada, se seguía en el camino. Al llegar a donde iba a ser la posada, de inmediato se notaba. La calle cerrada, toda adornada con faroles de casa a casa, luces, serpentinas, puestos de atoles, buñuelos, tamales y mucha gente ya lista allí para la posada.

De inmediato el misterio se paraba frente a la puerta de la casa de los anfitriones y luego luego se comenzaba a cantar

Venimos rendidos
desde Nazaret,
yo soy carpintero
de nombre José.

Y nos respondían:

No me importa el nombre,
déjenme dormir,
pues yo ya les digo
que no hemos de abrir


E insistíamos

Posada te pide,
amado casero,
por solo una noche
la reina del cielo

Luego de pedir posada, de pronto se abría la puerta de la casa de par en par, aventaban confeti y empezaban a cantar:

Entren santos peregrinos, peregrinos reciban este rincón
Y aunque es pobre la morada, la morada os la doy de corazón
Cantemos con alegría, alegría todos al considerar
Que José y María y María nos vienen a visitar

Y toda aquella fila se perdía, se amontaba la gente porque aún se leía un pasaje de la biblia, en algunas casas preparaban pastorela, en donde los traviesos diablos tratan de perder a los pastores que van a  Belén, pero que jamás lo logran. Luego de eso las piñatas, aquellas de olla de barro, en forma de estrella. Pasaban a uno y le vendaban los ojos y le cantaban:

La piñata tiene caca, cacahuates de a montón

La piñata tiene cola, colaciones de a montón

Y seguían:

Dale, dale, dale, no pierdas el tino
Porque si lo pierdes, pierdes el camino
Ese niño fue muy tonto

no le supo atinar agarren a ese otro a ver

si le sabe dar

Y pasaban a otro, hasta que la piñata se quebrara, ¡Qué recuerdos! Todos nos aventábamos, era un montón de niños los que sonrientes nos metíamos para agarrar algún dulce, una mandarina, cacahuate, colaciones, naranjas, cañas, galletas de burritos que era lo que tenían dentro las piñatas, algunos se conformaban con agarrar un pico de la estrella que formaba y se lo ponían en la cabeza, después de ello a formarnos por las bolsitas, que tenían galletas de animalitos, una caña, una mandarina, cacahuates, colaciones, galletas, un manjar para cualquier niño ilusionado por las fiestas decembrinas, algunos nos cambiamos el suéter para formarnos dos veces, y es que como las filas eran muy largas siempre nos alcanzaba para meternos más de una vez.

Ya de regreso se veían a los niños, jóvenes y adultos con su ponche, bolsita, buñuelo caminando de regreso a casa, casi siempre en grupo, platicando sobre la posada y preparándose para el siguiente día, que de esa casa saldría el misterio para llegar a visitar otra casa, donde con toda seguridad saldrían niños, jóvenes y adultos al paso, gritando ¡Allí viene la burrita!

Gracias a mis hermanos porque con ellos fui a las posadas siendo un niño, y junto con ellos escribí este texto que me hace recordar una parte de la infancia, gracias y como siempre los quiero.

  • Maestro y Escritor