A finales de 1819, el encargado del destacamento realista el Capitán del Batallón Ligero de Querétaro, José María Lazarín, y el Párroco José Antonio Garfias, acordaron el trazado del pueblo previa la autorización de los dueños del terreno, iniciando por la plaza principal la cual se realizó con una yunta de bueyes por el joven labrador Pedro Aguilar, hijo del Administrador de la Hacienda del Capulín.
Esta plaza principal cuenta con cuatro portales: el de “Las Flores”, “El Gigante”, el de “La Estrella” y el “Del Refugio”, (un quinto portal es el de “La linda”, que se ubica en la calle de Ignacio López Rayón y Melchor Ocampo); la Presidencia Municipal o Casa Consistorial, construido en 1821 por el primer Ayuntamiento y ampliada en 1843, en la que se alojaba la cárcel de hombres y la de mujeres.
El Jardín Principal cuenta con un kiosco estilo francés que fue regalo del gobierno federal en 1854, según algunos historiadores, fue para festejar el primer centenario de fundación de nuestra ciudad, además se adornó por mucho tiempo con palmeras que fueron plantadas desde la época del gobierno municipal del señor Simón Chaire Pérez (1937-1938).
En cada uno de sus cuatro prados existían en cantera una especie de piletas circulares (tipo cazuela, que aún hoy día siguen enterradas) que le daban vida como si fueran fuentes y que eran abastecidas con agua proveniente del manantial conocido como “El Caracol”, ubicado al sur de Jardín Principal.
En calles aledañas, ese manantial aún sirve para regar los prados, además esta plaza principal estaba rodeada a principios del Siglo XX con tiendas y comercios diversos, como “La Balanza”, “La Lonja”, “El Buen Gusto”, “El Coloso”, “El Porvenir”, “La Sultana”, “El Centro Mercantil”, “La Mexicana”, “El Moro”, “La Reguladora”, “El Gigante”, “El Hotel el Refugio”, El Mesón “La Llamarada”, La Botica “El Refugio”, que allá por principios de los ochentas, en sus últimos años fuera atendida por Don Clemente Carbajo (según se dice hermano de Roque Carbajo, célebre compositor de la canción “Hoja Seca”), entre otros.
Al fondo, por la calle Juan Aldama, que va al mercado, la enorme chimenea del Molino de Harina “La Purísima”, que era propiedad de Don Pablo Muñúzuri, cuyos productos se distribuían en las ciudades de San Miguel Allende y Querétaro.
Una característica de este molino es que tenía un sofisticado sistema hidráulico que nacía en un manantial, en una finca llamada “La Alberca”, que se ubica en la calle Nicolás Bravo Rueda casi esquina con Enrique Hernández Álvarez, al oriente de la ciudad, lo que permitía utilizar la pendiente y el agua era conducida por una tubería de barro cocido y que en el trayecto se encontraban tres respiraderos, uno en la esquina de Francisco Javier Mina y Benito Pablo Juárez García, otro en la plaza principal en el portal de “El Gigante”, y uno más que ya no existe en el portal de “La Estrella”, mismo que se destruyó en los inicios de los años 80’s, al construir una segunda planta en dicho portal.