La propuesta de reforma a la Ley de Pensiones del IMSS, vigente desde 1997, cuenta con tres componentes adicionales a los señalados durante su presentación en la conferencia mañanera del miércoles 22 de julio:
1.- Este proyecto de reforma tiene más intereses políticos que sociales
2.- Está más enfocada al próximo proceso electoral de 2021, y
3.- Que esta ley no es para toda la base trabajadora del país.
Por supuesto que la propuesta tiene un alto valor porque fue elaborada con la participación tripartita de los líderes del sector patronal del país, también por la representación de la clase trabajadora, y del gobierno federal, a través de la Secretaria de Hacienda, quien será uno de los más beneficiados, primero porque en este nuevo esquema, pondrá menos y ganará más; más por la correspondencia política que recibirá de unos 20 millones de registrados en el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR).
El proyecto de reforma firmado entre los tres sectores y los poderes Ejecutivo y Legislativo, en Palacio Nacional, pero que aún no es enviado al Congreso como una iniciativa de reforma, para su análisis, discusión y posible aprobación, se prevé esté listo hasta septiembre de 2021, con la posibilidad de que por razones legislativas se extienda hasta septiembre de 2023, es decir un año antes de que concluya la administración de la 4T.
Un acierto importante del proyecto para reformar el sistema de pensiones del IMSS a nivel nacional es que en esta nueva etapa el trabajador podrá jubilarse a los 60 años, ya no necesitará cotizar una cuota durante 1,250 semanas, sino solo 750 y lo más importante, que al momento de su retiro ya no recibirá sólo el 30 por ciento de lo que cobraba mensualmente, sino que este pago aumentará 40 puntos porcentuales, es decir que su pensión será más digna en términos reales.
Todo este paquete de beneficios contemplado en la reforma que será enviada a las cámaras del Congreso de la Unión, hay que decirlo, dejará fuera a casi un millón de trabajadores que durante los últimos cinco meses han perdido su fuente de empleo por los efectos de la pandemia del Covid-19 y cuya cantidad de afectados irá en aumento mientras las autoridades de Salud no encuentren una cura para tan atroz contagio y para quienes no existe ninguna otra línea de recuperación salarial y menos de incorporación al nuevo sistema de pensiones.
En fin, la idea de diseñar una reforma a la ley de pensiones por supuesto que sí traerá beneficios a la clase trabajadora, pero a mediano plazo. A quien sí ayudará casi de inmediato será al jefe del Ejecutivo, quien si podrá contabilizar, con votos, el agradecimiento que mostrarán todos los pensionados que cotizan desde 1997, y que con la misma Afore reconocida tanto por el SAR como por el IMSS, ahora ganarán un poco más en menos tiempo.
- CEO en Búnker: Comunicación, Estrategia y Medios